Iron Maiden en Bogotá

Fecha del evento: 7 de Marzo de 2009
Lugar: Parque Metropilitano Simón Bolivar – Bogotá
Hora: 6 p.m.
Organizado por: Eventpro
Artículo por: Alejandro Bonilla Carvajal

SEGUNDAS PARTES PUEDEN SER AÚN MEJORES

Hasta hace unos años dentro de las descabelladas leyendas del metal local rondaba la muy célebre de que Iron Maiden nunca visitarían Colombia. Los argumentos iban desde los millones de dólares que costaba su show hasta el supuesto odio-miedo de su cantante Bruce Dickinson a nuestro adolorido país. Ahora pisando el presente podemos constatar como el grupo no solo nos visitó una vez, sino que reitero su encuentro con el público colombiano en un lapso de tan solo un año. Pero como si estos dos acontecimientos no bastasen para reírse de la historieta urbana, la doncella a prometido retornar en 2011 a mostrarnos lo que será su nuevo trabajo en estudio.

Muchos factores positivos estuvieron presentes en 2009 para cambiar lo acontecido un año antes: primero que la fecha estipulada fuera un fin de semana, segundo el estado del clima donde tuvimos un soleado día de inicio a fin bajo una temperatura de lo más agradable aun en la noche. Tercero la organización policial y del equipo de logística que ubicó anillos de seguridad a lo ancho y largo del parque Simón Bolívar a fin de impedir el acceso de personas sin boleta. Cuarto el ingreso del público desde primeras horas del día a la plaza de eventos y quinto una producción de lujo que descrestó superando con meritos a la expuesta en la primera entrega.

Con el ambiente festivo en el parque que tan solo el rock and roll puede brindarle a la humanidad, a eso de las 4 de la tarde saltó a la temeraria tarima la banda pereirana Abstract Enemy. Ganadores en un concurso organizado por la empresa privada a fin de encontrar dos actos de soporte a este importante espectáculo, los del eje cafetero tuvieron una experiencia opuesta a la de la gloria. El sonido que se les proporcionó fue funesto y la reacción por parte de varios de los asistentes fue reprochable. Es desmotivante ver como en este movimiento musical que tantas veces promulga su cultura no hay peores enemigos de los metaleros que ellos mismos. Los denominados teloneros han pasado de ser agrupaciones con el chance de abrirse puertas con su música en un gran escenario a ser músicos que se les destruye con una calidad del audio deficiente y un recibimiento colmado de rechiflas e insultos, logrando que en algunos casos estas bandas nacionales sucumban a sus intenciones.

Loathsome Faith tuvieron a su vez algunos inconvenientes técnicos al inició de su presentación pero pronto las cosas estuvieron a su favor y fueron aplacando las voces necias que ven en los teloneros un enemigo para atacar. Una propuesta muy interesante de música furiosa con melodía bajo una energía al máximo.

Pese a que su cantante también de alguna forma se “disculpó” por estar ahí parados los capitalinos tocaron alrededor de cuatro temas y se ganaron unos buenos aplausos mientras la tarde proseguía según el orden establecido. A continuación la delfina del heavy metal brillaría por su belleza y no tanto por su música. Lauren Harris reaparecía como apertura a la banda que su padre comanda para brindar su mezcla de hard rock ochentero cruzado con pop meloso dando como resultante una música que esta bien para escuchar mientras te tomas unas cervezas pero que dista de la explosividad de los conjuntos que le sucederían.

Foto: Rockombia

Con sus ajustados pantalones de cuero y corriendo descalza de un lado al otro del escenario la joven se le vio con mayor dominio del público que hace un año. Por otra parte su álbum debut “Calm Before The Storm” ya esta disponible para que la gente le eche una repasada y tengan un concepto más abierto que solo los 4 temas disponibles en MySpace hasta hace poco. La chica de cabello negro posee ganas y una banda sólida de respaldo, con la justa perseverancia e independizándose del reino Maiden a futuro tal vez logre recoger los frutos de este esfuerzo.

El telón de fondo que protegía el arsenal traído por la bestia elevó sobre él la bandera del álbum “We´ve Come For You All” patentado por los reyes del thrash en la costa este norteamericana Anthrax. A las seis y treinta de la tarde el quinteto noqueó a los miles de asistentes al atacar sin contemplaciones con “Indians”. Pese a que la banda esta cercana a su 30 aniversario de carrera, la energía que demuestran en tarima parece digna de adolescentes pero la técnica que emplean es la de una maquina bien engrasada y aprueba de fallos. Debo reconocer que mis expectativas eran mayores por ver estos pioneros del thrash que a la misma doncella de hierro y afortunadamente en ningún momento defraudaron.

Foto: Rockombia
Foto: Rockobia
Foto: Rockombia

“Got The Time” fue el siguiente misil lanzado por estos guerreros y con el lograron echarse al bolsillo a la gente pese al increíble desconocimiento mayoritario de los presentes por el material que la banda interpretaba. Canciones con hasta 20 años de historia pasaban ante el agrado de una audiencia que parecía oirías por vez primera más sin embargo les enganchaban, obligándolos a sacudir la cabeza y alzar los puños al unísono. “Madhouse” otro clásico obligado en el repertorio de Anthrax figuró con dureza y posteriormente “What Doesn´t Die”, canción que abría ese demoledor disco del 2003 “We´ve Come For You All”. Buen punto este para contemplar en todo su esplendor a uno de los mejores bateristas del mundo: Charlie Benante. Con un punch característico más velocidad magistral dio todo el realce percusivo a este autentico himno del metal.

Empero Benante no es la única atracción, Anthrax es todo un espectáculo para ver. Él legendario guitarrista Scott Ian con su cabeza rapada y su famosa chivera saltaba por los aires o marcaba el ritmo con su ya especial paso “mata bichos”. El bajista Frank Bello incitaba a las masas a dar todo de sí mientras se sacudía por la electricidad que emanaba. Caggiano ahora luciendo una larga cabellera echaba chispas en cada solo de guitarra que efectuaba y por ultimo el novato vocalista Dan Nelson vociferaba con una seguridad que no parecía que este fuera el primer gran show que da en su vida. Cabe anotar que pese a su gran talento tras el micrófono, extrañe el timbre particular de marchado Jhon Bush. Reitero que Nelson lo hace bien, pero su tono me sonó muy al cantante promedio del metal actual. La banda iniciará las grabaciones de “Worship Music” en breve y es allí donde se podrá medir con acierto las bondades de este nuevo cantante.

Con tanta entrega por parte de los estadounidenses y aun más jugando de visitantes en el fortín de la doncella (nunca vi ni a un solo espectador con una camiseta de los thrashers) la gente empezó a corear el nombre de la banda, algo hermoso y que con el radicalismo de algunos jamás pensé que sucediera. Los cánticos llegaron al corazón de Ian quien se atrevió a relacionarse con el público con un mensaje en español: “mi español no es muy bueno pero mi metal es grandioso”, sentenció ante el aplauso general. “Antisocial” puso a gritar hasta al que no tenia ni la menor idea de quienes eran estos tipos y “Caught In A Mosh” fue un premio a todos los que han seguido a la banda por años y eso que no hubo pogo durante su interpretación algo atípico ante una bomba como estas, pero era evidente como muchos no querían perder su puesto para la hora del asalto de la bestia.

El corto pero abrasivo set de Anthrax culminaría con “Only” perteneciente al exitoso álbum “Sound of a White Noise” y “I Am The Law” del imprescindible “Among The Living”. El grupo prometió una vuelta a suelo patrio y con este abrebocas de 45 sensacionales minutos se hace más que necesario. Un bonus de lujo ofreció la empresa organizadora al sumar a este show a una banda del peso y la calidad de Anthrax. Debemos sentirnos afortunados ya que una vez terminaron su actuación el grupo retornó a Chicago para trabajar en su décimo disco de estudio, el resto de la gira por Suramérica Iron Maiden lo hará sin su excitante respaldo.

Pocos minutos antes de que llegara el momento cumbre de la noche, algunas personas ubicadas en la localidad general traspasaron las barreras de contención por la fuerza. Acto seguido miles de personas tumbaron las demás vayas que los separaban de la zona VIP ante la impotente mirada del personal de logística. Una pena, ya que este fue el lunar del evento que hasta entonces marchaba sobre ruedas. Los fantasmas de viejos shows como lo fueron él de Megadeth y Sepultura donde las personas saltaban de la localidad más económica a la más costosa se repitieron siendo injusto con quienes pagaron un precio de más del doble por presenciar el show en mejores condiciones. Pese al incidente no se presentaron hechos de violencia y eso que en un acto censurable muchos de los nuevos acomodados en la parte delantera de la plaza comenzaron a cantar el famoso corito de “sí se puede”. Sentir orgullo por este tipo de fechorías es una muestra de nuestra facilidad para criticar a los demás por sus malas acciones pero de cómo nos gusta resaltar nuestra “astucia” a la hora de sacar provecho sobre los demás.

A pocos minutos de las 8 de la noche “Doctor Doctor” de los británicos UFO nos avisaría que la bestia ya se encontraba tras el telón lista a rugir. Miles de personas tenían el corazón en la boca, muchos nunca los habían visto y otros querían saber con que los sorprendería en esta nueva oportunidad el sexteto más famoso del metal. Por ambos costados del escenario figuraban dos pantallas de video que para poner los ánimos aún más arriba nos mostraron un adelanto de lo que será el documental “Flight 666” dirigido por Sam Dunn (Metal: A Headbanger´s Journey, Global Metal), donde se muestra a fondo lo que ha sido esta fastuosa gira con un estreno en todo el mundo en el mes de abril, en él mismo Colombia tiene su papel. Tras ello por los parlantes se pudo apreciar el tono vehemente de Churchill recitando:

Foto: Rockombia

“We shall go on to the end, we shall fight in France, we shall fight on the seas and oceans…” acto seguido “Aces High” irrumpiría, sin marcha atrás Iron Maiden estaba de regreso.

El escenario decorado en plan egipcio, una reminiscencia al “Slavery Tour” del año 85 nos revelaba a los británicos en todo su esplendor. La gente saltaba y empujaba por momentos con lo cual uno trataba de “nadar” en él océano humano siempre con la vista a la costa de hierro. Sin descanso alguno la banda prosiguió con toda la artillería: “Wrathchild” y “2 Minutes To Midnight” se encargaron de poner los cuerpos a sudar y las palmas a ser un instrumento más del show. El grupo sonaba sólido y con la actitud para dar un espectáculo a fondo, el cantante Bruce Dickinson demostrando una vez más como le sobran pulmones se dirigió a la muchedumbre para advertirles de lo que se vendría en los próximos minutos, eso sí, tras reclamarme al encargado del reflector por no dejarle observar a su gente.

Foto. Rockombia
Foto: Rockombia
Foto: Rockombia

A continuación sería el turno para “Children Of The Damned”, magistral composición del a mi gusto personal mejor lanzamiento de la doncella “The Number Of The Beast”, la ejecución fue perfecta, cerrar los ojos no distaba de la sensación brindada por el reproductor de CD. No obstante uno de los clímax de la presentación fue “Phantom Of The Opera” con las guitarras zumbando muy cerca y una base rítmica galopando rauda hasta la emoción máxima del oyente. Momento para que el telón rote y ver un grabado de Eddie luchando por su país mientras avanza sobre cadáveres. Correcto, “The Trooper” estaba aquí con toda su fuerza. Bruce uniformado como un soldado del ejercito ingles ondea orgulloso la bandera del Reino Unido para a la postre lanzarla a un extremo del escenario mientras corre por la plataforma ¡Alucinante! La persona que no sienta en el corazón una canción como estas sencillamente no ha nacido para gozar del heavy metal.

Iron Maiden posee una buena suma de composiciones para poner a cantar a pulmón herido hasta al más tímido, “Wasted Years” es una buena muestra de ello, escapar a su exquisito coro es algo imposible. Tras mover el telón donde figura Eddie armado y tras él las banderas de algunas naciones, el decorado pasa a ser el de una embarcación fantasma, era la hora para “Rime Of The Ancient Mariner”. Esta canción pese a su larga duración atrapa de principio a fin, guarda una magia que solo Maiden puede impregnarle reforzada por los fuegos artificiales, más de diez minutos de técnica para ganarse una de las mayores ovaciones por parte del público colombiano.

Tras una interpretación tan pulida en un abrir y cerrar de ojos el vocalista Dickinson ya figura montado en la rampa portando una mascara faraónica mientras canta en “Powerslave”, los cacareados fuegos artificiales volverían arder ante nuestras absortas retinas. Con el show en su punto de ebullición uno de los ases de la bestia (si es que alguno de los anteriores no lo era) apareció, “Run To The Hills” sonó magnifica, hay que mirar el trabajo de los guitarristas Murray, Smith y Gers mientras el líder de este combo, Mr. Steve Harris los empuja con sus cuerdas ultrabajas a la lucha sonica. El grupo rompe aquí lo establecido hasta ese momento, echar repaso a sus joyas de la década de los años 80 para llevarnos ahora a 1992 con el álbum “Fear Of The Dark” y la canción del mismo nombre. Desafortunadamente y por motivos de seguridad como ocurrió un año atrás la oda a la oscuridad hubo que presenciarla con los postes de luz del parque encendidos.

“Hallowed Be Thy Name” tema perfecto de cabo a rabo perteneciente a su vez al inigualable “The Number Of The Beast” movió muchísimo a los asistentes que se la lidiaban entre tomar fotos del gran momento o hacer palmas para acompañar al sexteto. El telón se volvió a mover, sin embargo en esta oportunidad no presentaba ninguna ilustración, ahora teníamos la dorada cabeza de Eddie a manera del “Powerslave” y así el conjunto nos invita a que disfrutemos de la homónima “Iron Maiden”. Segundos preciosos los que tuvimos cuando la enorme testa se separa para que un Eddie momia gigante se apodere del escenario ante la algarabía general. Con explosiones de fuego desde los ojos de la mascota, la banda se despide del caluroso público. Es entonces cuando un satisfecho Nicko McBrain se acerca al micrófono para agradecer el apoyo. Fantástico ver finalmente al veterano baterista ya que durante todo el concierto su colosal set de batería no permitía ver ni un ápice de su delgada humanidad.

La doncella de hierro no podía dejar con el cántico de retorno en la boca a la audiencia, reaparecen con aquella clásica intro apocalíptica que todo metalero conoce de memoria. “The Number Of The Beast” nos enseñó a Maiden bañado por llamaradas que emergían de la parte posterior de la tarima ante el beneplácito de un demonio asentado sobre el costado derecho. Con él fuego a tope, la endemoniada lírica y esta sensacional criatura echando miradas al público y a la banda fue como una travesía de 5 minutos ¡al mismísimo infierno! Pero si de engendros se trataba aun quedaba más con que aterrarse: la banda tocó “The Evil That Men Do” con chispas iluminando todo, entonces él robot de Eddie perteneciente a la era “Somewhere In Time” vino a visitarnos un rato, tras complacerse con su ojo láser de lo bien que la estábamos pasando y de cómo sus amigos tocaban perfectamente emprendió la retirada no sin antes fustigar a Janick Gers.

Este inolvidable concierto cerró con “Sanctuary” otra gran canción que si no me falla la memoria no fue tocada en la primera visita. Dickinson reveló a la audiencia que el grupo lanzará en 2010 un nuevo trabajo discográfico y que la gira de apoyo al mismo contará con nuestro país en su agenda. No caben dudas que para la doncella este punto en Suramérica se ha quedado en su corazón. Tras este tema la banda se despide ante el agradecimiento masivo. Un concierto que superó desde varios puntos al del año pasado. Un set list colmado de temas seminales, un show de lujo como nunca antes visto por aquí, un público fervoroso que nunca se enfrió y un buen ambiente dentro del parque desde el inició del evento en horas de la tarde. A las 10 p.m. los 25.000 mil asistentes nos marchamos dichosos: los que nunca habían visto a Iron Maiden estaban sin aliento y los que repetían la experiencia se sentían afortunados de ver un show aún más épico que el de doce meses atrás.

Además, la presentación de los legendarios Anthrax convirtieron a este concierto en un puente entre los fundadores del heavy metal en Europa y los que tomaron este mensaje en los Estados Unidos para llevarlo a las masas a manera de thrash metal. En síntesis, una fabulosa tarde-noche con él metal de toda la vida. Para los que lo vivimos se que estas palabras significan poco. Los incidentes de un puñado de desadaptados que no merece ningún movimiento musical, ciudad o sociedad no opacan el rito extraordinario del que fuimos parte. Cuando uno realmente ama el trabajo de un artista la mayor forma de valorarlo es retribuir lo que este nos entrega; pensar de otra forma es digno de infames y a Colombia hace bastante que le sobran enemigos así.

Foto: Rockombia

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