Epica en Bogotá

Con apenas 5 años de formación, el sexteto holandés se ubica como una propuesta contundente, acompañada del valor histórico que despiertan las distintas culturas, religiones y credos en el mundo, transformando el entorno y la realidad en una banda sonora con fines introspectivos: “Nuestra música, o la idea de la misma, es mostrar la fe en tres partes. Los aspectos negativos de la psiquis humana, revelar cómo la religión es usada de forma abusiva para controlar masas y el valor de la única herencia, la naturaleza junto al daño que le estamos provocando”, dice Mark Jansen, fundador, compositor y guitarrista líder de Épica -psicólogo de profesión-, y enfatiza en su completo rechazo a las drogas y el alcohol. “Es un aspecto desagradable, he sufrido con mi familia y más porque mi hermano cayó en eso y no ha sido fácil sacarlo. Mi lema con la banda es romper estereotipos, en vista que la música es educación, un ejercicio sano”.

A principios de los años noventa, los países bajos dieron a luz a éste estilo musical. “Desde la escuela hemos tenido un contacto más cercano con las raíces de la música, crecimos tocando instrumentos clásicos, leyendo partituras, conociendo el pasado, apoyados por el gobierno”, afirma Jansen.

El Viejo Continente ha sido productor número uno de esta tendencia, cuya característica principal es buscar el equilibrio entre las agudas voces femeninas, las melancólicas pero rasgadas voces masculinas, la belleza y el heroísmo en un sólo escenario. Y para la muestra, Simone Simons, vocalista principal de Épica, amante de las películas, la naturaleza y los planes caseros, cuyos inicios fueron marcados por algunos papeles extras en distintas obras de teatro.