Gothic Metal Fest 2009

Bandas: Moonspell, Tiamat, Ad Ruinas
Fecha del evento: 11 de noviembre de 2009
Lugar: Teatro Metropol – Bogotá
Hora: 6 p.m.
Organizado por: Rockero.org
Reseña: Alejandro Bonilla Carvajal
Fotos: Isabel Orjuela

AULLIDOS A LA MEDIANOCHE

Al repasar la historia de los pocos conciertos internacionales de metal llevados a cabo en Colombia durante la década pasada y dejando a un lado el aspecto mayoritario y comercial que representó Metallica, encontramos las visitas de Testament, Cathedral y Napalm Death a finales de la misma. Memorables shows de poca repercusión mediática pero amplia acogida entre el público.

Infortunadamente los dos últimos conjuntos mencionados vieron sus actuaciones empañadas por las novatadas tanto de los organizadores como de algunas personas que conllevaron a amargos episodios. Pero si existe un recuerdo dulce en la memoria de los eventos metaleros de los noventa, fue el conciertazo brindado por los portugueses Moonspell en el auditorio Sofasa, un buen día de 1998.

Bajo esta premisa, el regreso al país tras 11 años del quinteto lusitano junto a los camaleónicos Tiamat de Suecia, suponía una conjunción de dos nombres de absoluto culto en el circuito del sonido más intimista, experimental y siniestro. El público alrededor del teatro de la calle 24 tuvo que aguardar por horas la apertura de puertas, espera digna de destacar por el buen comportamiento expuesto pese a ser un día laboral a mitad de semana. Poco antes de las nueve la noche finalmente se dio paso a los ávidos por tonalidades lúgubres e inmediatamente la acción emprendió en tarima con los locales Ad Ruinas. Con honestidad, nunca en mi vida había escuchado un audio tan desastroso; muchos se llevaron inmediatamente los dedos a los oídos para evitar sufrir una lesión por el estruendo que se vivía, similar al propinado por una fábrica de fundición de vidrio y aluminio amplificada al máximo. No se puede culpar a Ad Ruinas, nunca supimos que tocaron ya que el audio sencillamente los masacró. Afortunadamente pocos vieron este desaguisado y esperamos que para una próxima este trío pueda interpretar su interesante música en condiciones dignas.

El reloj caminaba hacia a las 10 de la noche cuando los monarcas de las melodías góticas Tiamat, se exhibieron con fortísimos aplausos y gritos de los espectadores como bienvenida. Obviamente, comandando la nave que nos llevaría por los mares de la tristeza, se encontraba el vocalista Johan Edlund, quien, al igual que el resto de los músicos, lucia ropa bastante casual, lo que les daba una imagen urbana lejana de la críptica que ya les conocíamos. No obstante, el frontman no paso por alto maquillarse en plan cadavérico y poner a trabajar su melancólica garganta. De esta forma y con una calidad de sonido totalmente diferente a la catástrofe previa, los escandinavos presentaron clásicos de su carrera de la talla de “Whatever That Hurts”, “Cain”, “In a Dream”, “Do You Dream Of Me?”, “Cold Seed” y “Brighter Than The Sun” entre otras.

Si bien la agrupación trato de cubrir varias de sus obras cumbre, la hora justita de la actuación dejó por fuera mucho material valioso, más aun si tenemos en cuenta la importancia que ha tenido Tiamat no solo en el desarrollo del polémico metal gótico, sino de otras tendencias como el death, el doom, el avant-garde e incluso el electrónico a lo largo de dos décadas. La puesta en escena como era de esperarse fue sobria. Envueltos con luces azuladas, el quinteto complementado por el baterista Lars Sköld (de cumpleaños cantado en vivo esa noche), el bajista Anders Iwers (hermano del también bajista de In Flames Peter), el tecladista Gustaf Karlov y el guitarrista Johan Niemann (quien ya conocía estas tierras gracias a su trabajo en las filas de Therion como bajista), deleitaron a los fans colombianos, quienes debieron esperar por mucho tiempo su primera visita, aunque tan solo fueran unos invitados en la gira de Moonspell.

La atmósfera creada por Tiamat es una excelsa mezcla de ambientes fríos, floydianos y porque no decirlo, demoníacos que hipnotizan al escucha. Fue un acierto que giraran por Suramérica como soporte de los portugueses que vendrían a continuación, sin embargo tras esta breve experiencia, un show completo de los escandinavos debe resultar sobrecogedor. El misterioso Johan Edlund se vio complacido por la respuesta de los asistentes y rescató de su último álbum a la fecha, el recomendable “Amanethes” dos temas: “Will They Come?” y “Until The Hellhounds Sleep Again”. La parte final se vio engalanada por la presencia de los miembros de Moonspell Fernando Ribeiro, acompañando con su voz en la fundamental “The Sleeping Beauty” y el guitarrista Ricardo Amorim en otra gema, “Gaia”.

Pese a las expectativas y demanda del público por disfrutar de artistas de este perfil, la asistencia estuvo por debajo de lo esperado, a la postre algo menos de mil personas ingresaron al Metropol. A continuación vendría otra espera que prolongaría la velada, los ajustes técnicos tomarían alrededor de cuarenta minutos. Faltando tres cuartos de hora para que arribara la medianoche y por ende, como lo definió Ribeiro, se rompiese el hechizo tras 11 años, los portugueses se tomaron el escenario. Superar lo acontecido en 1998 no sería una tarea fácil. Sobrevino una intro que daría pie a “At Tragic Heights”, contundente tema que abre el más reciente álbum del grupo y que fue enlazado al que da nombre a dicha producción “Night Eternal”. Sin embargo, los asistentes despertaron cuando los músicos se lanzaron sobre el poderoso “Finisterra” extraído de su obra “In Memoriam” junto a la primigenia “Wolfshade” perteneciente a su aclamado debut “Wolfheart”.

El sonido fue correcto, pero si me lo permiten un tanto desbalanceado, los impresionantes golpes de batería cortesía de Miguel Gaspar estuvieron por encima de las guitarras que no fueron del todo cristalinas. Pese a ello, no se vedó el trabajo en tarima de Pedro Paixão tanto en las seis cuerdas como con los teclados, actuar digno de elogios junto a la magia que se desprende en los solos de Ricardo Amorim. “Opium” desde el disco “Irreligious” fue celebrada por el auditorio junto a “Scorpion Flower” que se enalteció con las voces grabadas de la vocalista holandesa Anneke Van Giersbergen.

El líder Fernando Ribeiro mantuvo total interacción con los espectadores, gracias a su manejo corporal y sobresaliente uso del español, por el cual, no obstante solicitó excusas a los oyentes. “Nocturna” desde el subvalorado trabajo “Darkness and Hope” expuso todas sus propiedades, adjuntándose “Luna” que pese a ser del nueva cosecha compositiva fue bastante aplaudida. Aun así, los hechizados por la luna conocen el efecto que produce entre sus fieles sus primeras dos obras y por ello no dudaron en retomarlas con las bárbaras “Vampiria”, “Mephisto” y “Alma Mater”. El beneplácito de los músicos era incuestionable, al punto que el vocalista realizó varias tomas de la acalorada audiencia con su cámara, agregando una humilde consiga: “hago esto porque cuando regresemos a Portugal nadie me va a creer que en Colombia vino a vernos tanta gente”.

En el fondo del escenario se encontraba un enorme telón con el propósito de proyectar imágenes que enriquecerían la puesta en escena del repertorio. Por desgracia falencias técnicas impidieron que disfrutáramos de ellas. Revisando material en la red correspondiente a las actuaciones de la banda por Chile y Argentina, se lamenta no haber tenido este plus visual: ráfagas de experimentales fotografías y animaciones, láminas de las que caía sangre, letras de las canciones perfectamente coordinadas a las vocales de Ribeiro e incluso la aparición en pantalla de Anneke Van Giersbergen para hacer un dúo virtual durante la interpretación de “Scorpion Flower”, eran el complemento de la oferta para nuestras retinas.

Otro aspecto negativo fue la realización del espectáculo a tan altas horas de la noche, lo cual paso factura a algunos espectadores que se marcharon antes del encore y otros decidieron sentarse en el piso durante la última parte. Pese a los bostezos propios de la larga espera, el cierre explotó con la reaparición del grupo en escena para tocar los temas “Everything Invaded” y aquella oda a las tinieblas denominada “Full Moon Madness”.

Las comparaciones entre el célebre show de 1998 y este del 2009 se las cedo a quienes gozaron de ambas experiencias, lo cierto es que el combo portugués mantiene su vigencia con una calidad e inspiración dignas de envidiar. El amor que les profesan sus fieles es prueba fehaciente de esta situación y pese a los obstáculos descritos, este concierto fue bastante satisfactorio. Aquellos ceños fruncidos aledaños a la una de la mañana correspondieron a la obligación para algunos asistentes de tomar un taxi y posiblemente madrugar a trabajar ese mismo día. Estos son los sacrificios de ver a un grupo que al fin de cuentas reina en el corazón de la noche.

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